Tres nuevas variedades de papaya mejorada llegan a los productores

Las nuevas variedades se desarrollaron gracias al trabajo conjunto entre INTA y UCR. Estas vienen con mejoras que las hacen más aptas para la industria. (Foto: Laura Rodríguez).

En Costa Rica, el consumo y la exportación de papaya es grande, por lo que contar con frutas de calidad es sumamente importante. Desde el 2005 se han generado $33 millones en exportaciones y, solamente el año anterior, se exportaron $2,7 millones, esto de acuerdo con datos de la Promotora de Comercio Exterior (Procomer). También, en el país hay 1.000 hectáreas con siembras de papaya Pococí.

En este contexto, durante más de 20 años, investigadores del Instituto Nacional de Innovación y Transferencia en Tecnología Agropecuaria (INTA) y de la Universidad de Costa Rica (UCR) han realizado estudios para mejorar genéticamente variedades de papaya. Como resultado de estos trabajos, desde el 2004, en el país contamos con la variedad llamada Pococí, la cual es conocida como la papaya perfecta y representa el 95% de la fruta que se produce en suelo costarricense.

El proyecto de mejoramiento genético tiene una trayectoria de 23 años. El objetivo es producir variedades que satisfagan las necesidades del consumidor y que también le den ventajas al sector agropecuario, principalmente, productores medianos y pequeños. (Foto: Laura Rodríguez).

El proyecto de mejoramiento genético tiene una trayectoria de 23 años. El objetivo es producir variedades que satisfagan las necesidades del consumidor y que también le den ventajas al sector agropecuario, principalmente, productores medianos y pequeños. (Foto: Laura Rodríguez).

“Este proyecto, que nació en 1999 y es en conjunto entre la UCR y el INTA, inició con el objetivo de buscar nuevas variedades de papaya para brindarle a los productores opciones de mejor calidad”, comentó Antonio Bogantes, investigador del INTA.

En paralelo a Pococí, y desde el 2002, se iniciaron los trabajos para obtener tres nuevas variedades de papaya mejorada, las cuales fueron liberadas para el uso de los productores el pasado 16 de marzo de 2022 en una actividad realizada en la Estación Experimental Los Diamantes del INTA, ubicada en Guápiles.

Estos nuevos materiales corresponden al híbrido INTA-UCR-H39, INTA-UCR 6514 y INTA-UCR 1785, también denominada Suerre.

“Esto se logró mediante mejoramiento convencional y gracias a la aparición de una mutación en el 2005 que se ​​identificó en el marco del proyecto”, comentó el ingeniero agrónomo Eric Mora, investigador de la Estación Experimental Fabio Baudrit Moreno de la UCR.

Con las nuevas variedades, los productores ahorrarán tiempo y dinero, ya que no tendrán que esperar los cuatro meses para saber si la planta es hermafrodita o femenina. (Foto: Laura Rodríguez).

Variedades mejoradas

Según Mora, el híbrido que se denominó H-39 es un material que viene a satisfacer las necesidades de la industria. La papaya costarricense se exporta en trozos pequeños congelados, lo cual ha sido una dificultad para los productores de papaya Pococí.

“La Pococí no es buena para esto, porque tiene una pulpa delgada y demasiado suave, entonces, no resiste bien la manipulación con la maquinaria y las cuchillas”, explicó Mora.

Desde hace varios años, los investigadores se dieron cuenta de que necesitaban una variedad más adecuada para este tipo de proceso y así nació el híbrido H-39.

Según José Francisco Corrales, productor de papaya de la Rita de Guápiles, estas variedades son de gran ayuda porque la producción de papaya no es nada barata, por lo que siempre se busca el resultado más beneficioso con menor costo. (Foto: Laura Rodríguez).

Las características de este híbrido —como su peso promedio de 1,5 a 1,8 kilogramos, su firmeza y mayor pulpa— la hacen sumamente adecuada para el procesamiento industrial con miras a exportación. Es más, su tamaño grande permite un mayor rendimiento de la fruta. De acuerdo con Bogantes, las semillas para el híbrido UCR-INTA H-39 estarán disponibles en las estaciones Los Diamantes y Fabio Baudrit. Los productores pueden acercarse a ambos lugares.

A diferencia del híbrido INTA-UCR-H39, los otros dos materiales son de polinización abierta. Esto quiere decir que son variedades con las que la persona puede tomar la semilla directamente de la fruta, volver a sembrarla y obtendrá exactamente lo mismo. Esto es importante para los productores de papaya, porque les permite disminuir los costos de producción, ya que a la hora de sembrar se utiliza solo una planta y se ahorran los procesos de sexado y raleo (eliminación de frutos en exceso).

Una de estas variedades es la Suerre (INTA-UCR 1785), la cual es una fruta pequeña de medio kilo para consumo unipersonal. Esta papaya, que se puede comercializar en ferias del agricultor y supermercados, tiene buena firmeza, una pulpa gruesa y buen dulzor. Mora comentó que también tiene potencial para exportación, precisamente, por ser pequeña.

Por otra parte, según Mora, la línea INTA-UCR 6514 se desarrolló pensando en industria, pero no para fruta madura sino para fruta en verde. “Hay mercado en Canadá y en países asiáticos porque ellos usan la papaya verde en picadillos. Aquí en Costa Rica existen varios productores que exportan papaya a Canadá y otros destinos. Esta variedad es mucho más grande y va básicamente diseñada para este fin, se puede consumir también de manera fresca, tiene muy buena calidad”, destacó el investigador de la UCR.

Esta variedad da una fruta grande y firme de hasta 2 kilogramos, con una pulpa color naranja y poca cavidad, lo cual la hace ideal para picadillos.

Según Manuel Flores, gestor de innovación de Proinnova, a grupos organizados de productores de las diferentes regiones papayeras del país, se les hará entrega de semillas, pero esta vendrá acompañada de una capacitación de transferencia de conocimiento.

Para Flores, es importante educarles en el proceso de multiplicación y correcto manejo agronómico, porque con las semillas de polinización abierta puede presentarse contaminación de polen.

Sexado

Por otra parte, Mora comentó que la papaya tiene el problema de que la fruta más comercial es la que proviene de plantas hermafroditas.

En las plantaciones existen plantas masculinas, femeninas y hermafroditas; si una persona saca su propia semilla de un árbol va a segregar un tercio de femeninas y dos tercios hermafroditas. Con los híbridos, segregan mitad hermafroditas y mitad femeninas; lo cual representa un gran reto para los productores porque tienen que seleccionar las hermafroditas y para esto tienen que esperar hasta cuatro meses cuando la planta esté en periodo de floración y así poder eliminar las femeninas.

Gracias a las nuevas variedades, específicamente las de polinización abierta, los productores contarán con la novedad de obtener un 95% de plantas hermafroditas. Esto es una gran ventaja, ya que permite reducir la cantidad total de plantas a sembrar y los costos.

Los beneficios derivados del convenio INTA-UCR no se han quedado ahí. José Francisco Corrales, productor de papaya de la Rita de Guápiles, admite haberse beneficiado de esta colaboración entre centros de investigación.

“Me ha servido de mucho, he aprendido de ellos respecto a enfermedades en las clases de papaya que hay. Ellos me han ayudado, en varios momentos he acudido a ellos para tratar enfermedades que uno no sabe qué aplicarles, he trabajado de la mano de ellos para progresar en esto”, destacó Corrales.

Las nuevas variedades le dan ventajas al productor, como resistencia y más vigor, según explicó el ingeniero agrónomo Eric Mora, investigador de la Estación Experimental Fabio Baudrit Moreno de la UCR. (Foto: Laura Rodríguez).

Rol de la Universidad

Todas estas mejoras fueron llevadas a cabo gracias a un proyecto de mejoramiento genético convencional que data de 1999. Lo que han hecho los investigadores es cruzar diferentes variedades hasta lograr las características ideales.

Mora resaltó la importancia de la innovación en este campo: “es muy importante porque le da mayor competitividad al productor, tanto en mercados nacionales como internacionales, al suplir las necesidades del consumidor. Después de muchos años de que una variedad ha estado en el mercado, el consumidor quiere cosas nuevas, entonces —a través del proyecto— buscamos suplir esas nuevas características que hacen que el producto tenga mayor demanda y evidentemente eso va a favorecer al productor”.

Un ente que ha jugado un rol importante en este proceso es Proinnova. De acuerdo con Flores, la unidad se ha encargado del análisis de gestión de ese conocimiento generado. De igual manera, como una manera de protección, colaboraron con la inscripción en la Oficina Nacional de Semillas (ONS) y con la inscripción del registro comercial para lograr la venta de las semillas y variedades a través de la ONS.

“Proinnova nos ha ayudado muchísimo desde hace varios años. Por ejemplo, nos colaboraron con el manejo del convenio INTA-UCR. Han estado totalmente involucrados en el proyecto y nos han dado bastante apoyo. Últimamente, nos ayudaron con el registro de las variedades”, destacó Mora.

Anterior
Anterior

Brindan capacitación en emprendimiento, creatividad e innovación a jóvenes de la Zona Sur

Siguiente
Siguiente

“Clic para emprender” impulsará a estudiantes a iniciar su negocio