El viaje de Leo Ballena desde el Pacífico costarricense hasta Turín
El recurso de la imagen hizo que la historia de las ballenas jorobadas que visitan las aguas costarricenses se hiciera universal, al punto de que niños y niñas de la ciudad de Turín, en Italia, ya conocen sobre El viaje de Leo Ballena.
Esto es gracias a la publicación de la versión italiana del álbum ilustrado creado por Carolina Parra y Xiomara Zúñiga, derivado del proceso de investigación que iniciaron en el 2006 en la Universidad de Costa Rica (UCR).
El libro de actividades, que sirve de clave de lectura para El viaje de Leo ballena, también se tradujo al italiano y se distribuyó entre docentes de la ciudad de Turín. (Foto: Carolina Parra).
“Nos interesa que internacionalmente se vea lo que estamos haciendo a nivel país, y Leo Ballena es un ejemplo del tipo de colaboraciones que se pueden gestar desde las innovaciones que se realizan en la Universidad”, destacó Cynthia Céspedes, gestora de innovación de Proinnova.
Esta publicación se hizo en colaboración con la organización Il Pianetta Azzurro y el Instituto del Ambiente y la Educación de las Escuelas del Futuro, bajo el sello editorial Collana del Faro.
Actualmente, y según Parra, se está en conversaciones para publicar el libro con la Editorial de la Universidad de Costa Rica.
El camino andado
Antes de llegar a Italia, Leo Ballena creció como proyecto a lo largo de 13 años. La investigación inició en 2006 y el primer prototipo data de 2011. De hecho, lo llevaron al mismo corazón de la historia: la comunidad de Bahía Ballena.
Allí, año con año, las poblaciones de ballenas jorobadas tanto del norte como del sur del continente visitan estas aguas porque les ofrece la calidez idónea para tener a sus crías. Gracias a ello, la comunidad cambió las redes de pesca por binoculares. Actualmente, el turismo —principalmente el asociado al avistamiento de cetáceos— se ha convertido en motor de desarrollo y propicia una cultura ambiental alrededor de las ballenas.
“Es bonito saber que este libro los representa”, comentó Parra.
De hecho, el lanzamiento del álbum ilustrado se realizó en dos escuelas del lugar: Flor de Bahía y San Josecito. Ese primer tiraje se distribuyó entre escuelas y organizaciones.
En esta labor de proyección, Parra y Zúñiga contaron con el acompañamiento de Proinnova. “Sobre todo, lo que queríamos era dar a conocer todo lo que implica Leo Ballena, porque el proyecto va más allá del libro. Es una manera diferente de gestionar las artes”, dijo Céspedes.
La proyección continuó con la búsqueda de organizaciones e investigadores con miras a crear alianzas para ampliar el alcance y, con ello, el impacto del proyecto. “Nuestro objetivo era visibilizar esa contribución que se hacía desde la investigación y desde la Universidad”, destacó la gestora de innovación.
Esos esfuerzos llevaron a Parra a participar en una conferencia de educación ambiental realizada en Italia. En este espacio, la autora dio a conocer cuán novedoso es Leo Ballena, ya que es una propuesta basada en alfabetización estética y lectura reflexiva en pro de una cultura ambiental.
Il Pianetta Azzurro mostró interés y propuso a las autoras publicar una versión italiana del libro con el fin de distribuirlo de manera gratuita en escuelas de la ciudad de Turín.
De vuelta en Costa Rica, las autoras debían trabajar en el tema de propiedad intelectual y, nuevamente, Proinnova ayudó. “Es importante visualizar la propiedad intelectual como una herramienta para fortalecer la innovación y la creatividad. Permite que estos proyectos puedan tener un alcance más amplio para impactar a ese público meta que se visualiza desde que inicia la investigación”, dijo Céspedes.
A finales de 2019, y siendo Leo Ballena una marca registrada, se publicó la versión italiana del álbum ilustrado, así como la guía didáctica que lo acompaña.
Imagen: un idioma universal
Para Parra, la imagen hace que esta historia sea universal, y eso fue precisamente lo que llamó la atención de la organización italiana, ya que el proyecto era fácilmente replicable.
“Comunicar con imágenes rompe la barrera de la edad y del idioma”, dijo Parra. “Al no tener texto, nos permite una lectura interpretativa y fomentar la lectura en personas que no hayan tenido acceso a los mismos procesos educativos, porque todos pueden conectar con la historia y aportar desde su realidad”.
“De hecho, el libro crece con la persona”, continuó. Parra se refiere a que esta propuesta basada en imágenes propicia construir una historia desde la mirada de quien lee, lo cual favorece la creatividad y el pensamiento crítico, sobre todo frente a la temática ambiental.
“Con este libro le proponemos al lector que tome una postura crítica. Hay una y mil historias porque se puede interpretar a muchos niveles”, explicó la autora.
Precisamente, se optó por una imagen más realista de la ballena y no una caricatura para reforzar el mensaje ambiental: las ballenas hay que verlas desde la distancia, en una actitud de respeto, sin perturbar su entorno. Son reales y nosotros, las personas, podemos generar cambios que pueden perjudicarlas.
“La conservación también implica respeto”, recalcó Parra, y agregó: “debemos tomar una mirada empática hacia el medio ambiente”.
También, y para reforzar el mensaje ambiental, las imágenes evocan las técnicas del collage y el grabado, porque la piel de las ballenas está curtida por el mar y la travesía que hacen.
De hecho, la escogencia de los colores tampoco es gratuita. El círculo cromático refuerza el concepto de migración: colores fríos para hablar de las áreas de alimentación desde donde se desplazan las ballenas, y los colores se vuelven cálidos cuando se acercan a las zonas tropicales donde se reproducen.
Una cosa más: la lectura de Leo Ballena tiene muchas más capas de las evidentes. “En las validaciones, algunas personas asociaron las texturas del papel marmoleado con la contaminación de buques petroleros por la presencia de aceite. Entonces, el libro da para hablar de otros temas”, dijo Parra.